
La invención del motor de explosión o de combustión interna supuso un hito fundamental para el transporte, acaso de una importancia equivalente a la invención de la rueda. Este ingenio mecánico, generador de una potencia capaz de mover vehículos de carga y pasajeros, abrió paso al espectacular desarrollo del automóvil y del avión, al tiempo que otras maquinas se beneficiaban de su aporte.
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