
Aunque nació en la segunda mitad del siglo XIX, el automóvil es el alma mecánica de la centuria siguiente. Tras sus primeros y traqueteantes pasos decimonónicos, fue en el siglo XX cuando el automóvil experimento un desarrollo que lo llevo de ser una especie de carro con motor, juguete de ricos excéntricos, a un medio de transporte utilizado por millones de personas.
Su nacimiento fue el resultado de la conjunción del nivel tecnológico de un siglo abocado al progreso científico y de un cierto espíritu deportivo de los primeros fabricantes.
De modo que el automóvil es el vehículo terrestre que mejor retrata una época arrebatada por la fascinación de la velocidad, en un mundo cuyas distancias parecen acortarse y aproximarse a la dimensión del hombre. Es el invento capital que revoluciono la industria y contribuyo a cambiar el mundo.
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